Reflexiones sobre poesía, narrativa y arte - Elida G. Farini
Para celebrar la
palabra, ese don precioso de la humanidad, que entre los seres vivos es sólo patrimonio del ser humano, es
necesario buscar el lado positivo de las
diferentes voces.
La palabra construye un lazo que une con su
lenguaje la vida de los pueblos y,
aunque siempre se busquen los aspectos mejores, también puede llegar a desunirlos. Valorar la
palabra literaria, esa que está en los corazones de quienes aman lo bello de la
expresión verbal, es función del autor y del
lector. El primero sentirá
realmente pasión por las letras, el segundo aguzará sus sentidos para
gozar de tal expresión artística, si se siente atraído por ella.
En los territorios
de la imaginación la voz poética
puede alcanzar la cima de la
espiritualidad. La poesía con su valor trascendente logrará convertirse en el
espejo del alma humana, muchas veces inserta en un mundo adverso y violento. El
escritor, el poeta, crea una visión nueva y distinta de la realidad, ubicando a
las letras en la justa medida entre aquello que hace a la existencia
material y a la profundidad del
espíritu, tratando de mantener un buen
equilibrio entre ambas fuerzas permanentes.
Dante decía que “la
poesía es la gloria de la lengua”.
La poesía está en
todas partes, es posible encontrarla en la mirada, en la flor, en el cielo, en
la armonía de un rostro, aún en la miseria y la desolación, pero ella llega
cuando menos se espera, como un llamado de otra dimensión, como un rayo o una
fuerza arrolladora que obliga al poeta a
transcribirla, como si surgiera dictada por voces sobrenaturales y se
manifiesta en el sentir de las fuentes fundamentales del vivir.
Ella traspasa los
límites cotidianos, con los dones de la imaginación, del pensamiento, buscando
los procesos interiores del ser. El poeta llega a convertir la simple
palabra en metáfora ardiente, en
sugerente voz creativa, en un vuelo elevado hacia caminos ignorados. Lo
importante en esta transcripción de imágenes, sentimientos, valores encontrados es el impacto de la emoción que
cada autor desarrolle en su obra, porque sin emoción el arte se diluye. Expresa
Rubén Darío que: “el verdadero poeta comprende todas las maneras y halla la
belleza bajo todas las formas”.
La poesía y la
narrativa, ya sea novela o cuento, no pueden compararse, salvo si se trata de
relacionarlas con una prosa poética. El narrador se nutre de muchos y
diferentes elementos, conceptos, voces, sentimientos. Allí la imaginación, la
creatividad, la ficción tienen roles importantes. También están la memoria, los
recuerdos, los paisajes naturales o interiores, el juego de los personajes, de
las situaciones y de las personalidades,
los sabores, los aromas, los lugares, las historias, los sueños, etc. Todo cabe
en una novela.
Lo fundamental en
la misión del narrador es acercarse al lector con su mensaje, con su obra, para
que esta sea fructífera. Sin la interpretación del receptor la tarea sería
vana. Así se completará el sentido de la creación,
cuando el lector, con su entendimiento y su libertad alcance a interpretarla, a comprenderla
y a gozarla.
Todo arte es un
acto de amor que se realiza para elevar
la espiritualidad. En épocas de violencia y dolor hay que valorar estos actos
para que puedan ser multiplicados. Hay
que recordar que los escritores, que deben mantener la consigna de continuar con sus principios éticos
irrenunciables, son quienes valorizan los idiomas y enriquecen las culturas de
los pueblos, desde tiempos antiguos. Ellos son quienes, desde siempre, pusieron
alas a sus propuestas, a sus sueños e ideas y aportaron el valor de sus
conocimientos, de sus pensamientos, contribuyendo a elevar el espíritu del
hombre.
En sus diferentes
aspectos, los autores, que son testigos
del mundo en que habitan, no son ajenos
a lo que en él sucede, porque también
son protagonistas en su diario
vivir. Muchas veces están al margen de los acontecimientos, en los bordes del
dolor, en las orillas de las situaciones
que la vida misma le depara, pero generalmente son capaces, desde el
ángulo creativo, de representar y de
interpretar lo que acontece, en la
estatura de su propio sentir, como artífice de su época.
La literatura puede
estar poblada de magia, si la realidad, la ficción o la mentira elaborada para alimentar la obra, que tal vez
sea paralela a la historia, se complementen para lograr el andamiaje y la
estructura literaria que se desea conseguir.
Pero esos espejismos novelescos, deben parecer reales, semejar verdades
que hagan sumergir al lector en mundos desconocidos, atractivos y subyugantes, que lo impelen a continuar con
la lectura del texto. En las novelas hasta los sueños más inesperados pueden
volverse realidades.
Por eso su
testimonio es siempre valioso y representa en sí mismo un compromiso con las
generaciones venideras, pero aquel, indudablemente, debe ser ético, para que
posea trascendencia. El concepto de escritor profesional está relacionado con
el rol que se cumple a través de una función continua del autor, como tal y no
una situación inestable de escribir o de transitar esporádicamente por la
literatura. Sin embargo, hubo escritores que con un solo libro alcanzaron la
consagración de su obra.
El artista, en
general el autor, observa la vida de una
manera diferente. Se sumerge en su creatividad y a partir de imágenes
cotidianas que la vida le ofrece y las propias vivencias que yacen en el
subconsciente, extrae sus propuestas, a través del tamiz que le brinda su
capacidad de concebir el arte.
Es a la vez
observador y testigo. Destacar su rol es importante porque él deja su obra para
el presente y el futuro. En un mundo que
cotidianamente va perdiendo los valores del espíritu, que desconoce los
verdaderos méritos de quienes son ejemplos a resaltar en su propia época, los artífices
de la creación, deben ser
reconocidos, distinguiéndolos con
sus obras, como prototipos de la cultura de sus pueblos.
¿Qué es lo que a
través de los tiempos prevalece, sino el arte y sus diferentes manifestaciones
en todos los órdenes? Aunque no se conocen sus nombres, los artistas
prehistóricos dejaron sus huellas en las pinturas de las cavernas, así como
griegos, romanos y tantas otras valiosas civilizaciones realizaron maravillosas
manifestaciones artísticas de escultura, arquitectura, pintura, música, literatura.
Aún así, aunque se desconozca a los autores, sus obras han perdurado marcando
la trascendencia del hombre a través de
las épocas, hacia la construcción
de caminos superiores.
(c) Elida G. Farini
escritora
Provincia de Córdoba
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